domingo, 25 de marzo de 2018

Brecha salarial

Un concursante de Gran Hermano viene a cobrar 2.000€ mensuales por el mero hecho de entrar en la casa, donde por supuesto tiene todos los gastos pagados. Ya si tiene la suerte de ser el finalista, se embolsa sus 300.000 euros.
El 60% de los profesores de  Universidad no llega a los 800€ mensuales, y algunos asociados se conforman con reunir 250 de forma habitual. Tienen tan mala suerte que hasta los concursos de televisión a los que se presentan, están mal pagados. En el programa Saber y Ganar, presentado por el incombustible Jordi Hurtado, denominan magníficos a los concursantes que superan los 7.000 euros y el último héroe, se llevó 55.000€ tras aguantar 90 programas. Ya si les diera por escribir una novela, que les permitiera alzarse con el Premio Nadal, uno de los más prestigiosos de nuestras letras, no pasarían de los 18.000€.

Parece ser que Alba Carrillo percibió 28.000 euros semanales durante su participación en el programa de televisión Supervivientes. El salario medio de un investigador español se sitúa en los 1.000 mensuales, que se convierten en 250€ semanales. La comparación hace daño. Mucho.

El futbolista de Segunda División peor pagado; ese que a lo mejor acaba la temporada sin haber disputado un partido porque su función era completar la plantilla, cobra 77.500€. Si se tiene la suerte de calentar banquillo en la categoría de oro, el convenio marca un mínimo de 155.000, aunque parece ser que la mayoría cobran por encima de esa cifra.
El Presidente del Gobierno, gran lector de prensa deportiva no llega a los 79.000€ anuales. Y tal vez sea este el caso en el que menos dolorosa resulta la comparativa.
Ante esta sangrante e injusta realidad, sólo cabe aportar un anecdótico granito de esperanza: el ganador de Gran Hermano recibe el mismo premio ya sea hombre o mujer.

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