jueves, 1 de marzo de 2018

AMBULANCIAS SIN GPS

Imaginen por un momento, que forman parte del equipo de una de esas ambulancias de soporte vital básico. Un día cualquiera, reciben un aviso: Varón de avanzada edad en parada. Y allí que se lanzan a la mayor velocidad posible porque les separan del paciente, si todo va bien, 30 interminables minutos. Media hora para una persona en esa situación es poco menos que una condena a muerte, salvo que alguien sepa practicar maniobras de reanimación hasta la llegada de los médicos. No es este el caso.
Afortunadamente, recortando incluso un poco el horario previsto, la ambulancia llega y no contentos con ello, consiguen reanimar al paciente. Y aún es más, mientras están realizando las maniobras para intentar salvar a ese abuelo de ocho nietos, por obra y gracia de nuestros políticos, tienen que tomar una decisión de vital importancia: a qué hospital trasladarlo. Tienen dos opciones. La que cualquier navegador, por barato que fuera, hubiera señalado como la más rápida y que pasa por un hospital de primer nivel, situado a 30 kilómetros, pero en una Comunidad Autónoma distinta a la suya. O bien, salir rumbo al centro de referencia de la región, que está a 65 kms del lugar. Y efectivamente, la opción elegida es la segunda. Al menos, en un principio porque no llevaban ni 5 minutos de trayecto, cuando el paciente entra en parada de nuevo y deciden dar la vuelta y dirigirse al hospital que les obligaba a cruzar una raya solo visible en los mapas geopolíticos. 
¿Tomaron esos profesionales la decisión correcta? Puede que no, pero probablemente en este caso hubiera dado igual porque una persona que deja de respirar 30 minutos, por muy bien reanimado que haya sido, es firme candidato a "disfrutar" la vida de un vegetal...
La verdadera cuestión es por qué esos profesionales están condicionados a la hora de decidir por unas absurdas fronteras. Llevado el caso al extremo, ¿por qué la ambulancia no salió de la vecina comunidad autónoma, mucho más próxima al lugar de los hechos?
Esta es la historia de un caso real. Pero no nos quedemos ahí. Es la historia de miles de casos parecidos que ocurren en nuestro país cada año, no digo que con igual desenlace. Y no hablamos solo de emergencias, sino también de miles de situaciones en las que a diario, ciudadanos tienen que recorrer distancias de hasta varios cientos de kilómetros (no es una exageración; prueben a vivir en Castilla y León o Andalucía) para recibir consulta con un especialista o tratamiento para su enfermedad. Y todo ello, cuando tienen un centro a escasos kilómetros de su casa, pero desgraciadamente pertenece a una Comunidad Autónoma que no es la suya. ¿Cuál es el coste de los kilómetros de más que recorren esas ambulancias o esos ciudadanos con sus coches particulares? No lo sabemos, pero los usuarios empezaron a "copagar" los desplazamientos en 2013. Solo les falta ya poner un torno a la entrada. Siempre será mejor eso que asignar los centros hospitalarios y de salud por criterios de proximidad geográfica, con independencia del lado de la raya en el que se encuentren y procurar así un mejor servicio a sus conciudadanos. Lo hacemos extensible al ámbito de la educación y a otros servicios??
En fin. Todo sea por nuestro estado de las autonomías...

No hay comentarios:

Publicar un comentario